Viviendo para Dios de lunes a domingo

Por Alicia Karraá de Rivas*

Beatriz es médico internista de 42 años de edad. Ella va a la Iglesia todos los domingos.

Un lunes, camino a dejar a su hija a la escuela, la niña le comentó que había recibido una sanción por no entregar algunas tareas. Luego, al llegar a su trabajo, Beatriz descubre que otro vehículo se ha estacionado en su parqueo asignado. Al entrar en su oficina sostiene una breve conversación con una compañera enfermera acerca de diferentes problemas que esa amiga tiene en su matrimonio. Minutos después, Beatriz recibe a su primer paciente del día, y le recomienda terapia física en lugar de una cirugía. Al salir del trabajo, visita a su padre, quien está enfermo.

Pero, ¿qué le dijo Beatriz a su hija?, ¿qué hizo cuando vio su estacionamiento ocupado?, ¿qué consejo le dio a su amiga enfermera?, ¿por qué decidió recetar terapia física en lugar de cirugía?, y ¿cuál fue la conversación que tuvo con su padre?

Creo que hay otras preguntas incluso más importantes, por ejemplo, ¿cómo se siente Beatriz?, ¿acaso siente paz, gozo, confianza, fe, libertad y ánimos?, o ¿acaso se siente frustrada, molesta y preocupada?  

La respuesta es: todo depende de su cosmovisión. Es decir, de la forma en que ella ve la vida, y todo dentro de ella. Sabemos que va a la Iglesia los domingos, pero hay muchas personas que van a la Iglesia, y sin embargo, Dios no forma parte de su cosmovisión.

Ya se ha puesto a pensar en cuál es su cosmovisión.

Recuerde que su cosmovisión dictamina sus valores y prioridades. Y eso a su vez, dictamina sus sentimientos, sus diálogos internos y externos, sus acciones y decisiones; y ultimadamente el rumbo de su vida.

“…pero hay muchas personas que van a la Iglesia, y sin embargo, Dios no forma parte de su cosmovisión”.

Como familias cristianas hacemos mucho daño a nuestros niños cuando los llevamos a la Iglesia el domingo, pero ellos observan que de lunes a sábado Dios no forma parte de sus vidas. “Nuestro trabajo secular no tiene nada que ver con Dios”, pensamos erradamente. “No tengo por qué incluir a Dios en mi relaciones familiares y amistosas.” A veces este pensamiento, o cosmovisión dividida, nos sucede sin que nos demos cuenta.

En el Colegio Cefas muchas veces nos han preguntado por qué hablamos de Dios en la clase de Estudios Sociales, o en la clase de Matemáticas y al entender de qué trata la cosmovisión, la respuesta es obvia.

Pidamos a Dios que nos conceda una cosmovisión bíblica de lunes a domingo, en cada uno de los asuntos de nuestras vidas.

*Alicia Karraá de Rivas, es máster en Administración de la Educación, es directora de Cefas, y madre de Marco (14) y Andrea (11).